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MAS QUE UN VIAJE FUE UN SUEÑO






Mas que un viaje fue un sueño

Son esos lugares que sueles soñar en la adolescencia como los paraísos inalcanzables o míticos, lugares que solo están en los mapas de tu mente, luego con el paso del tiempo y  cuando empiezas a descubrir las últimas paginas de tu vida,  te planteas que es el momento de hacer realidad ese sueño.

Allende de los mares, allí perdida en el silencio profundo del  Océano Pacífico, reposa la isla de Rapa Nui, o Isla de Pascua,  es en si misma  un lugar enigmático cargado de misterio ubicada a 3.700 kms. de la costa chilena y a 4.000 kms. de Tahiti, en la Polinesia Francesa. Con una superficie de 166 Km. cuadrados y forma triangular de un relieve sinuoso y árido, por su condición de zona volcánica.

Esta foto fue tomada durante la puesta de  sol mientras se ocultaba en lo más profundo del Pacifico dejando la silueta de los Moais en primer término, creando ese momento mágico donde lo ancestral se funde con la naturaleza, fui un  mudo testigo en un instante irrepetible para mí ,que tenía la suerte de asistir a este espectáculo único , tome la cámara la fije al suelo y en disparo por tiempo obtuve este resultado.
Cuando te plantas frente a los Moais, te embriaga la duda de quien contempla a quien, erguidos y majestuosos con la mirada al frente y ordenados perfectamente en fila y con la desproporción humana, te sientes empequeñecido  tal vez insignificante, porque tu eres realmente un ave de paso, pero ellos seguirán ahí donde están, dando testimonio de su glorioso y enigmático pasado.

Algunas personas me preguntaron cuál es el motivo de viajar a La Isla de Pascua, que es lo que hay que valga la pena hacer tan largo viaje, yo siempre les respondo que si lo ven como un viaje, mejor que no vayan, ir a La isla de Pascua no es un viaje es “un sueño”
Dicen "Que lo mejor que puede hacer un hombre por otro es ayudarle a realizar sus sueños" gracias a los profesionales de la agencia de Vivencia Andina, esto fue posible










AHU AKIVI - ISLA DE PASCUA


AHU AKIVI - ISLA DE PASCUA







AHU AKIVI

Este enigmático ahu que recibe el apodo de “7 moai” se encuentra al noroeste de Hanga Roa, cerca de la red subterránea Te Pahu. Sus siete moai miran hacia el lejano océano (a diferencia del resto de las estatuas, que siempre miran hacia el interior de la isla para proteger con su mana a los clanes). Nadie conoce con certeza el rol exacto que tuvo este lugar ceremonial, aunque se cree que este lugar era de utilidad para los astrónomos pascuenses. Los moai están alineados de espaldas al sol levante, orientados según la línea solar del equinoccio. Un minúsculo ahu los observa desde el otro lado de la planicie. Data del 1500 d. C. Es el primer Ahu restaurado científicamente en la Isla el año 1960 por William Mulloy y Gonzalo Figueroa. La Plataforma con 7 moai se enfrenta al sol naciente equinoccial. Según el folklore reciente representaría a los 7 jóvenes exploradores enviados antes del arribo de Hotu Matua 'a para reconocer la Isla por el espíritu de Haumaka desde Hiva.

Ahu Akivi - Ahu o altar con 7 estatuas con sus miradas orientadas hacia la caída del sol (mar). Son los únicos moais que miran hacia la costa.

Ubicado en las laderas del Volcán Maunga Tereveka, esta plataforma estuvo conformada por siete moais, todos enviados por el rey Hotu Matu’a. La particularidad de este ahu es que las estatuas están mirando en dirección al mar; algo extraño si se considera que el resto de los moais miran hacia las aldeas para proteger a los habitantes.

































Aquí estaban, mudos testigos de la historia, fieles guardianes del ancestral secreto de la isla, erguidos y con esa presencia permanente, acariciados por la brisa constante de Pacifico y por el silencio del recóndito lugar alejado del mundanar ruido,en uno de los rincones más enigmáticos de la Tierra
Intentaremos descubrir que significan los Moai, los ojos que miran al cielo.
Pascua es una pequeña isla de aproximadamente 80 kilómetros cuadrados, del Océano Pacífico en la Polinesia, ubicada a 3.760 Km de la costa de Chile, país al que pertenece desde 1888, y es famosa por las gigantescas efigies de piedra, conocidas también como moai. Su nombre indígena es Rapa-Nui, o también se le conoce como Marakiterani o ” los ojos que miran al cielo “.
Los moai son figuras de piedra de enormes dimensiones con forma humana cubiertas con algo que parece un sombrero cilíndrico. Las gigantescas cabezas sobresalen del árido suelo, tienen las orejas largas y grandes, y miran hacia el sol como esperando la llegada de algo o alguien, de manera algo altanera.
Fue descubierta la tarde del Domingo de Pascua de 1.722 por el marino holandés Jacob Roggeveen. Ese mismo día, la expedición de Roggeveen partió, no sin antes hostigar a los nativos de la isla, debido a que los indígenas se encargaron de robarles algunas de sus pertenencias, entre ellas muchos… ¡sombreros!.
En 1.770 el español don Felipe G. Ahedo desembarcó en la isla y tomó posesión de ella en nombre del rey de España, llamándola: San Carlos, nombre que después fue olvidado y retomó el de Pascua. Después, en 1.774, el capitán inglés James Cook visita la isla y halló restos de antiguos e inteligentes pobladores, debido a sus construcciones, caminos pavimentados, instalaciones portuarias y numerosas aldeas que fueron hechas a base de piedra.
En la isla existen diferentes grupos de estatuas:
• Doscientas setenta y seis hacen guardia en las laderas del volcán.
 • Trescientas están derribadas sobre los ahus que rodean los altos acantilados de la isla.
 • Otras están a lo largo de antiguos caminos.
 • 80 quedaron sin terminar.
Algunas que estuvieron montadas sobre plataformas funerarias son bustos enormes, sin piernas y a veces alcanzan los 10 metros de altura y 7,6 metros de diámetro y pesan 20 toneladas, tienen un cilindro, un rojo copete de 1,8 x 2,4 m y se supone que estos “sombreros” fueron extraídos del cráter del volcán Rano Roi.Se diferencian de las otras por tener los ojos abiertos y estar mirando a la tierra, de espaldas al mar.
Las estatuas que impresionan son las que están en las laderas del Rano Raraku. Sus narices se vuelven hacia arriba y sus delgados labios se proyectan hacia adelante en un gesto de burla y desdén. Carecen de ojos y las proyecciones descendentes a los costados pueden representar orejas alargadas o una prenda para la cabeza. La más grande es de veintidós metros y la más pequeña de tres.
Los primeros pobladores
Robert Longdon, un inglés, afirma que los primeros en llegar fueron unos navegantes enviados por el faraón egipcio Ptolomeo III.  Una de las teorías que más predomina, es que Pascua fue poblada en el siglo V por polinesios procedentes de Asia. Que para descubrir la remota isla de Pascua tuvieron que navegar casi hasta la Antártida a fin de encontrar la corriente meridional y evitar la corriente de Humboldt que fluye hacia el oeste.
Otra teoría dice que para el siglo IV d.C. llegó una tribu al mando de un rey llamado Hotu-Matua, quienes tenían técnicas bastante desarrolladas para esculpir la piedra. Una de las características también del Perú.
 Thor Heyerdahl defiende ésta última. En 1947 hizo un viaje desde Perú, que duró 102 días, hasta llegar al archipiélago Tuamotu. Heyerdahl sostenía que los navegantes americanos eran blancos caucásicos, inmigrantes no identificados del Mediterráneo, los “hombres blancos barbados”, que habían construido la ciudad de Tiahuanaco a 3800 metros de altura en los Andes. Ellos habían viajado mas de 3.000 Km hacia la isla de Pascua donde erigieron cientos de gigantescas estatuas de piedra que representaban a los crueles y desdeñosos antepasados caucásicos.
El entonces alcalde del lugar, don Pedro, un hombre de cabello rojizo, contó al investigador noruego el por qué era diferente a los demás: era descendiente de los “orejas largas”, los supuestos antiguos pobladores de la isla. Eran llamados así porque colgaban pesas del lóbulo de sus orejas para alargarlas. Provenían del Perú.
 Existían además los “orejas cortas”, polinesios provenientes del Oeste. Los primeros tenían o creían tener un origen divino y esclavizaron a los segundos, quienes se ocupaban de las labores más pesadas. Pero un buen día los “orejas cortas” se revelaron contra sus amos y los echaron a una zanja que habían hecho. Sólo quedó con vida uno de los “orejas largas”, del cual descendía el alcalde. Heyerdahl efectivamente encontró restos humanos en donde supuestamente fueron enterrados los “orejas largas”.
En los años 30 el astrólogo francés Dom Neroman afirmaba que la isla estuvo poblada por una civilización de origen hindú que estaba instruida en los secretos del Cosmos, conocía además un sistema capaz de crear en el planeta polos positivos para atraer ondas benéficas y polos negativos para hacer lo contrario. Henry Lavachery, sostenía que la isla tuvo una especie de escuela de estrellas, en donde enseñaban a los elegidos sobre los peligros y beneficios de los astros y sus visitantes.
Thor Heyerdahl, por su parte, en su expedición también descubrió una especie de observatorio solar en la cumbre del volcán Rano Raraku, donde se hallaron gran cantidad de estatuas.
En los sesenta William Mulloy afirmó que: “la isla de Pascua es uno de los lugares más aislados del mundo, y sin embargo, con una población que nunca superó los cuatro mil habitantes, encontraremos contrastes de complejidad cultural, textos que no están relacionados con ningún material escrito exterior, una política capaz de planificar y coordinar las obras públicas, un sacerdocio organizado y un interés en fenómenos celestes como los equinoccios y los solsticios”. Según Mulloy, la isla de Pascua estuvo habitada, hace milenios por seres no terrestres, quizás mucho antes de los “orejas largas”.
¿Estamos hablando de seres venidos de otras galaxias?
Quizá, pues muchas leyendas locales hablan de que un día al año, el sol penetraba hasta el interior de las cabezas como una especie de rayo que les daba vida y eran conducidas al lugar asignado, de ahí que cuando se les pregunta a los pobladores “¿cómo fue que las efigies llegaron a ese lugar?”, ellos únicamente responden “a pie”.
Parece que esperan la llegada de alguien ¿del mar?, ¿del cielo?. Los mismos indígenas aseguran que fueron transportadas por naves que volaban. Les dejamos un par de videos donde se puede ver de manera más gráfica la Isla de Pascua:


Desde Hanga Roa
Sea cual sea tu destino, comienza tu excursión muy temprano. La salida del sol es uno de los momentos más mágicos y nada es comparable con presenciarlo cuando sale del mar tras la silueta de un grupo de moais. Y qué mejor si se trata del Ahu Tongariki, el más grande e impresionante de la isla, situado en su extremo oriente. Está formado por quince estatuas que se yerguen majestuosas frente al mar y el volcán Maunga Pu A Kaitiki. Como todos los moais de la isla, estos también fueron levantados recientemente.

Aprovechando el desplazamiento, puedes seguir con la visita a la cantera del volcán Rano Raraku. Sobre la ladera sur verás esparcidos más de cien moais ya terminados que quedaron abandonados a medio camino de su destino final. Una vez en la cantera te lo pasarás en grande descubriendo los pormenores del arduo trabajo de escultura de la toba volcánica. Descubrirás docenas de estatuas aún adheridas a la roca madre, a veces camufladas entre la vegetación. Busca y disfruta de la majestuosidad del moai más grande de la cantera, de 21 m, y del llamado Tukuturi, de aspecto muy distinto a cualquier otro de la isla. De un total de casi 900 moais existentes en la isla, unos 500 están la cantera y las laderas del volcán.











RANO RARAKU






Rano Raraku - Conocida como la fábrica de los moais, en este volcán se fabricaron estas enormes estatuas. Se pueden apreciar alrededor de 400 estatuas en distintos momentos de construcción y transporte, actividad que parece haber sido abandonada de un día para otro, sin que exista hasta hoy una explicación por este acontecimiento.

- Extraordinario volcán, posee una laguna interior de 1 kilómetro de diámetro y con 280 metros de profundidad, con una hermosa vegetación compuesta principalmente de totora y juncos. 
Museo Antropológico Padre Sebastián Englert - El museo alberga una interesante colección arqueológica y bibliográfica especializada sobre la cultura local. Destacan representaciones pictóricas, elementos religiosos, figuras talladas, así como el único Moai femenino.

 Los más de 600 moáis conocidos tallados por los antiguos rapa nui están distribuidos por toda la isla. La mayoría de ellos fueron labrados en toba del volcán Rano Raraku, donde quedan 397 moáis más en diferentes fases de acabado. Todo indica que la cantera fue abandonada repentinamente, quedando estatuas a medio labrar en la roca. Prácticamente todos los moáis terminados fueron posteriormente derribados por los isleños nativos en el período siguiente al cese de la construcción.

En un principio, estas estatuas gigantes llevaban también unos copetes o moños de piedra roja, llamados pukao, que pesan más de 10 toneladas, que se extraían en el cráter de Puna Pau, a veces muy lejos de las estatuas. Además, después debían ser levantados a la altura debida para colocarlos sobre las cabezas.1

En 1978, se descubrió que en las cavidades oculares se colocaban placas de coral a modo de ojos. Estos fueron retirados, destruidos, enterrados o arrojados al mar, en donde también se han localizado. Esto concuerda con la teoría que los mismos pobladores los derribaron, quizás durante guerras tribales.

Los primeros navegantes europeos que a comienzos del siglo XVIII llegaron a la Isla de Pascua no pudieron creer lo que estaban viendo. En esa pequeña área de tierra, descubrieron cientos de estatuas enormes sobre la superficie de toda la isla.
Significado






El significado de los moáis es aún incierto, y hay varias teorías en torno a estas estatuas. La más común de ellas es que las estatuas fueron talladas por los habitantes polinesios de las islas, entre los siglos XII y XVII, como representaciones de antepasados difuntos, de manera que proyectaran su mana (poder sobrenatural) sobre sus descendientes.

Debían situarse sobre los ahus (plataformas ceremoniales) con sus rostros hacia el interior de la isla y tras encajarles unos ojos de coral o roca volcánica roja se convertían en el aringa ora (rostro vivo) de un ancestro.

¿Quién construyó las estatuas?
Thor Heyerdahl es un entusiasta que defiende la idea de que las islas de la Polinesia fueron pobladas por indios americanos que navegaron desde Perú hacia el oeste. En 1947 hizo un viaje de 4000 millas desde Perú, que duró 102 días, hasta llegar al archipiélago Tuamotu. Heyerdahl sostenía que los navegantes americanos eran blancos caucásicos, inmigrantes no identificados del Mediterráneo, los “hombres blancos barbados”, que habían construido la ciudad de Tiahuanaco a 3800 metros de altura en los Andes.

Ellos habían viajado 2000 millas hacia la isla de Pascua donde erigieron cientos de gigantescas estatuas de piedra que representaban a los crueles y desdeñosos antepasados caucásicos. Las famosas estatuas de la isla de Pascua no fueron esculpidas por una raza olvidada que quedó sumergida por un gran cataclismo. Ningún hundimiento geográfico se produjo allí, sino que se formó por erupciones volcánicas y esta rodeada por un abismo de 1145 brazas de profundidad que se extiende por 16 kilómetros. Ninguna tierra pudo desaparecer y dejar tal depresión.

Otro argumento sostiene que sus colonizadores llegaron de la Polinesia. Para descubrir la remota isla de Pascua habrían debido derivar casi hasta la Antártida a fin de encontrar la corriente meridional y evitar la corriente de Humboldt que fluye hacia el oeste. En la isla existen diferentes grupos de estatuas.Doscientas setenta y seis hacen guardia en las laderas del volcán; trescientas están derribadas sobre los ahus que rodean los altos acantilados de la isla, otras están a lo largo de antiguos caminos, y 80 quedaron sin terminar.Estos grupos son diferentes; algunas que estuvieron montadas sobre plataformas funerarias son bustos enormes, sin piernas y a veces alcanzan a 10 metros de altura y 7,6 metros de circunferencia y pesan 20 toneladas; tienen un cilindro, un rojo copete de 1,8 x 2,4 m y se supone que estos “sombreros” fueron extraídos del cráter del volcán Rano Roi.
Se diferencian de las otras por tener los ojos abiertos y estar mirando a la tierra, de espaldas al mar. Las estatuas que aterran son las que están en las laderas del Rano Raraku. Sus narices se vuelven hacia arriba y sus delgados labios se proyectan hacia adelante en un gesto de burla y desdén. Carecen de ojos y las proyecciones descendentes a los costados pueden representar orejas alargadas o una prenda para la cabeza. Tienen entre 5 y 8 metros de altura, la más grande es de veintidós metros y la más pequeña de tres.

Tres investigadores notaron estilos distintos que suponen dos períodos de construcción ¿Cómo fueron transportadas y erigidas? Este es un enigma para el que no se ha encontrado ninguna respuesta satisfactoria. Los isleños carecían de madera (si se pudiera pensar en posibles rodillos) y cuerdas de izar.Aún más oscura es la cuestión del modo en que se erigieron los copetes sobre las cabezas de las estatuas.

Tanto las leyendas de los isleños como los estudios realizados son insuficientes para identificar a sus constructores. A lo sumo se puede decir que esas estatuas tienen cierta afinidad con las de Perú, aunque hay otros elementos de la cultura peruana que eran desconocidos en la isla de Pascua. Heyerdahl no consiguió convencer a los etnólogos ortodoxos con su teoría del origen sudamericano de las culturas del Pacífico. El quid del problema parece residir en el repentino cese de la construcción de las estatuas después de las masacres de las Orejas Largas. La construcción parece haber sido iniciada por una raza desconocida, los “otros”, que obligó a los inmigrantes polinesios a trabajar en una tarea inútil. La verdadera historia de la isla probablemente se perdió en 1862 cuando los hombres que entendían las tabletas de Rongo-Rongo, y que habían memorizado las tradiciones orales, fueron llevados al Perú. Veinticinco años más tarde la isla pasó a dominación chilena.
Fascinantes vestigios de una civilización antigua poco conocida, estas grandiosas efigies son diferentes a aquellas que las demás islas del Pacífico, y los pascuenses mismos olvidaron su significado. El primero en verlas es el navegante holandés Roggeveen. El día de Pascua de 1722, desembarca en esta isla de origen volcánico, árida y pobre, que constituye el vértice extremo de la Polinesia. La fecha da su nombre a la nueva tierra.

 SEISCIENTAS ESTATUAS DE PIEDRA VOLCÁNICA

Muchas veces llamadas "cabezas" o "bustos", las estatuas de la isla, los moai, cuya estatura varía de 1 a 21 metros, representan sin embargo una silueta entera. Pero los rostros son tan desproporcionadamente grandes que el resto del cuerpo pasa inadvertido. Se contabilizaron alrededor de 600. Fueron talladas en toba, roca del volcán Rano Raraku. En la cantera excavada en la ladera del volcán se encuentran hasta 200 estatuas no terminadas, sin que se sepa la razón del abandono de esta gigantesca obra. Las más antiguas parecen tener entre 2500 y 2800 años.  Los moai pueden agruparse en dos categorías. Los primeros se yerguen sobre la ladera del Rano Raraku y están recubiertos de símbolos. Los segundos, adornados originalmente con unos sombreros cilíndricos llamados pukaos, fueron colocados sobre altares (los âhu: muros paralelos a la costa, de una altura de cinco metros) de espaldas a la playa. Fueron tumbados durante las guerra tribales del siglo XVIII.  En 1978, al arqueólogo pascuense Sergio Rapu descubre en el suelo inmensos ojos de coral blanco y de toba roja, invalidando la teoría según la cual las órbitas oculares de las estatutas habrían sido dejadas vacías a propósito.




















ANAKENA






ANAKENA

Hermosa playa de arenas blancas coralíferas elegida para la llegada del ARIKI HOTU MATUA 'A y su hermana AVAREIPUA. ANAKENA corresponde al nombre de una pequeña cueva de una quebrada adyacente.Se ubica a 30 Km. de Hanga Roa. Es una playa hermosa y amplia de arenas blancas, con palmeras y aguas color turquesa. De acuerdo a la leyenda este fue el lugar en que habitaron los reyes y su familia. Esta playa está custodiada por siete nostálgicos moais, con sus sombreros restaurados. El más grande Ahu de este lugar es el conocido como Nau Nau, que fue restaurado entre 1978 y 1980 por Sergio Rapu.

Sobre el Ahu se levantaron cinco moais completos, cuatro con Pukao (representación en lava roja del moño que los ariki se hacían en la cabeza) y dos quebrados. Las espaldas de las estatuas están finamente talladas. Fue en este sitio donde se encontró el ojo de coral blanco con pupila de escoria roja y que actualmente está en el Museo Antropológico.

Hay otra serie de ahus más cerca de la playa que están sin estatuas, y que probablemente son más antiguos. A menos de 1 Km, hacia el POIKE está la otra playa de arena, OVAHE.


















HANGA ROA - ISLA DE PASCUA


HANGA ROA - ISLA DE PASCUA






El pintoresco pueblo costero de Hanga Roa, capital de Isla de Pascua, o Rapa Nui en lengua local, es el hogar para la amplia mayoría de los escasos 3.000 habitantes de la isla. En él encontrarás todos los servicios turísticos, además de una amplia oferta culinaria y de entretenimiento nocturno. Debido a su pequeño tamaño, es un lugar acogedor y apacible, con un encanto que te cautivará. Visita la caleta de pescadores y ábrete a los isleños, que tienen una manera muy directa de relacionarse.












Hanga Roa (pronunciado [aŋ.gaˈɾo.a ] o [ˈaŋ.ga ˈro.a], del rapanui Hanga Roa [ˈha.ŋa ˈɾo.a], "bahía larga") es la principal localidad y puerto de la Isla de Pascua, Chile, y la capital de la comuna y provincia homónimas. Administrativamente pertenece a la Región de Valparaíso. Prácticamente la totalidad de los habitantes de la isla se localizan en este poblado ubicado al suroeste de la misma, en las tierras bajas entre los volcanes extintos de Maunga Terevaka y Rano Kau.
Según el censo de 2002, la población de Hanga Roa era de 3.304 habitantes, lo que supone más del 87% de la población total de la Isla de Pascua.
Una de sus calles principales es la avenida Policarpo Toro, en dirección noroeste-sureste,1 nombrada en memoria del capitán Policarpo Toro, oficial naval chileno que anexionó la Isla de Pascua a Chile en 1888.

Oficina de correos en Hanga Roa.
El centro de la ciudad posee tiendas, hoteles, restaurantes, un supermercado y una farmacia Cruz Verde, además de los edificios públicos.
Al norte de la ciudad, en la zona de Tahai, se encuentra el Museo Antropológico Padre Sebastián Englert. En esa misma zona pueden visitarse tres plataformas sagradas que fueran restauradas con el fin de presentar los moais tal como se los podía ver cuando se los emplazó por primera vez, así como una tradicional casa-cueva sacerdotal. En Hanga Roa también destaca su iglesia parroquial (la iglesia de la Santa Cruz), que posee imnumerables tallas de madera de estilo pascuense, pero que representan a santos católicos. Entre estas imágenes, se distingue la de Santa María de Rapa Nui, que fue la primera imagen cristiana tallada en la isla. Se la considera como la patrona y protectora de la isla de Pascua.
La principal actividad de la localidad es el turismo, principalmente para ver los moais de la isla. Hanga Roa, recibe prácticamente en su totalidad, turistas a través del Aeropuerto Internacional Mataveri -cuya construcción se inició en 1965-, al que llegan aviones de LATAM (ex-LAN Airlines), la aerolínea nacional chilena, que ofrece vuelos directos a Santiago, Lima (Perú), y Papeete (Tahití, Francia) y es la única aerolínea comercial que con regularidad vuela a la isla.
Aparte del turismo (en la isla hay menos de 15 hoteles, todos en Hanga Roa), otras actividades en Hanga Roa son la pesca, la agricultura y la administración (ya que varios departamentos chilenos de gobierno incluyendo la Armada de Chile mantienen establecimientos aquí, la isla más occidental de Chile).
Playa Pea, ahora llamada Papa Hanga Roa, es una playa ubicada en el lado sur de la caleta de Hanga Roa y junto con las playas de Vai Uri, Tangaroa y Mataveri las más ideales para hacer surf, windsurf o kitesurf, entre otros deportes.
Historia
Los clanes rapanuis nunca residieron en este lugar, aunque sí lo conocían. Desde aquí partían los isleños para observar el mítico Rano Kau. Cuando el holandés Jakob Roggeveen descubrió la isla, atracó en un puerto natural, lo que hoy es Hanga Roa y desde donde partió a explorar la isla. Tras haber vuelto de su viaje, Jakob recomendó a algunos holandeses que partieran a esa isla en busca de fortuna y fama. En 1770, Hanga Roa, como la habían llamado los nativos, se había convertido en una aldea de unos 30 habitantes, la mayoría comerciantes de esclavos, que estuvieron exportándolos a América. Ya en 1885, cuando Chile quiso conquistar la Isla de Pascua, decidió colocar su campamento base allí, ya que sería un buen lugar para atracar los barcos de la armada y para exportar alimentos. Con el paso de los años, se convirtió en un pueblo.
fuente: Wikipedia